Cuando uno piensa en la palabra "laboratorio", se le vienen a la cabeza palabras como "peligro", "cuidado", "material frágil", o incluso "mantener fuera del alcance de los niños". Sin duda así piensan en muchos centros escolares, donde apenas usan sus laboratorios, o los usan para otras cosas, o directamente no se usan y acaban siempre cerrados.
Es una pena disponer de un laboratorio escolar y no usarlo. Es como comprarse un coche y tenerlo siempre aparcado en el garaje. Si te compras un coche es porque en algún momento pensaste que te sería útil, pero entonces, ¿por qué no lo usas? ¿Puede ser que te dé miedo usarlo? Es verdad que un vehículo puede ser peligroso. Los accidentes pueden pasar, por mucho cuidado que uno tenga. A lo mejor no quieres que se ensucie, o se ralle. Entonces claro, en el garaje estará bien seguro y guardado.
Con los laboratorios escolares pasa esto mismo. Muchos profesores no se ven capacitados para usarlos y esto causa un miedo que transmiten a los alumnos. Porque es cierto que si uno no sabe perfectamente lo que hace, puede derivar en serios problemas. Ese riesgo es al que no se quieren exponer los profesores. Pero es una pena que no se use este recurso que tanto podría acercar a los niños al mundo de las ciencias. Y esto puede causar que los niños no se interesen o pierdan el interés por ellas.
Hay que reconocer que los niños pueden ser difíciles de manejar, y en un entorno donde hay tantas cosas nuevas por manipular, aún más. Pero en nuestra asignatura de "Laboratorio Escolar en Ciencias Naturales" se nos ha explicado y demostrado que los niños pueden y deben trabajar en el laboratorio escolar. Solo hay que prepararse como profesor, saber manejar todo el instrumental y saber advertir a los niños del comportamiento a seguir y cómo tratar el material. Para ello, se seguirán una serie de reglas que deberán cumplir en todo momento. Pero es que además, hay muchas experiencias que se pueden hacer en un laboratorio que no requieran de sustancias tóxicas o nocivas ni instrumentos peligrosos. Todo depende de transmitir a los niños ese ambiente de cuidado y silencio para poder trabajar de forma adecuada. Y si por lo que sea se acaba rompiendo algo (pasará si o sí), aprovecharlo y que sirva como enseñanza.
Se puede romper un lápiz o se puede romper un tubo de ensayo. Más barato o más caro, el material está para usarse y "romperse". Pero no podemos tenerle miedo a este aula tan especial, porque tenemos ante nosotros la mejor forma de motivar y acercar al niño a la ciencia, que es mediante la experimentación.

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